El Patrimonio es el único testigo insobornable de nuestra Historia.El de Aguilar de la Frontera es singular: sintámonos orgullosos de él, porque es lo que hemos sido.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Lo que encierra la sierra

Siempre que he pasado por esa carretera que lleva hasta Medina Azahara, me ha intrigado ese inaccesible lugar que parece haber crecido salvaje entre la maleza. Un conjunto de piedras que alguien se empeñó en convertir en un admirable monasterio que llegó a ser sagrado. Al margen de creencias, este lugar se erige en plena naturaleza, la misma que poco a poco lo ha ido envolviendo, mimetizándolo con su entorno.

San Jerónimo esconde tras sus muros algunas obras de arte, ninguna tan impresionante como el lugar en sí. Los restos de una espectacular capilla así como su patio barroco, flanqueado por unos pasillos que viven en un perpetuo claroscuro, donde el sol perfila las sombras de unos arcos ojivales enfrentandolos en belleza con un verdoso jardín al que no le falta ni siquiera su fuente.

Muros levantados para aguantar siglos nos guian por blancos pasillos donde parece que nos vamos a cruzar con algún monje, para conducirnos al imponente comedor. Todo hace pensar que allí se vivía en comunión con el paisaje, sus ventanales y sus grandes balcones desde donde observamos las llanuras de Córdoba dan fe de ello y nos hacen recapacitar sobre otra manera de ver la vida, más lenta y más "contemplativa".



Cómo guinda al pastel, un camino de tierra nos lleva hasta otro nuevo mirador,conocido con el nombre de "el salto del Ángel", donde la talla en piedra de un ángel da la espalda al bello paisaje Cordobés, parece que no puede dejar de contemplar el maravilloso monasterio.

Mi última foto es la sombra de ese ángel proyectada sobre el suelo, metáfora de mi paso por el lugar ante el que sólo me queda reverenciar bajando la cabeza tras haber tenido la suerte de admirar tan extraordinario lugar.


Juan A. Pérez Gama.

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